Finalmente después de tantos años parece ser que toda la riqueza del lenguaje español, desarrollada tras siglos y siglos de ponerla en práctica, está muriendo. En esto tienen mucho que ver las redes sociales y sus modismos, primero con el acortamiento de las palabras para que un mensaje quepa dentro de una determinada cantidad de caracteres, y luego por la costumbre de hacerlo de este modo, como si escribir un mensaje de esta manera tuviera más sentido y peso que hacerlo del modo en que está estipulado.

Lo peor de todo es que las palabras en español se acortan y desaparecen, para lamentablemente, dan paso a expresiones lingüistas extranjeras, y que poco tienen que ver con la forma que tenemos de expresarnos los latinos. Un caso específico de este tipo de expresiones extranjeras es “Oversharing”, un término utilizado para referirse a cuando compartimos demasiado en las redes sociales.

Básicamente, la palabra “Oversharing”, en el contexto de las redes sociales como Facebook y Twitter, se utiliza para denominar a la práctica de compartir demasiado, mucho más de lo que los contactos pueden soportar. Traducido a la vieja usanza del lenguaje español sería el viejo “No puede parar de hablar”, cuyo significado en la vida moderna es “publico todo lo que pasa por mi cabeza sin medir las consecuencias, presentes o futuras, de mis actos”.

Cuando cerrar el pico

Si bien son muchas las alertas que solemos recibir acerca de lo que podemos o no compartir en la red, sobre todo por problemas de seguridad, existen todavía usuarios que no toman nota de estas advertencias, y no son capaces de poner un límite a lo que publican en si red social preferida.

Por ejemplo, algunos usuarios comparten muchos aspectos de su vida privada, aun sabiendo que puede ser peligroso en el caso de que esta información esté siendo leída por personas con intenciones delictivas. En este sentido, algunos de los ejemplos típicos del “Oversharing” son publicar datos precisos acerca de nuestra ubicación, postear en donde vamos a estar y a qué hora, la publicación de fotos íntimas, nuestras o de nuestro entorno y muchas otras actividades que antes de las redes sociales sólo las comunicábamos a nuestro círculo más cercano.

Sin embargo, el “Oversharing” no sólo debe preocuparnos con relación a la seguridad, ya que podemos estar siendo vigilados, y nos puede costar un puesto laboral o una oportunidad de trabajo debido a que no podemos dejar el hábito de publicar absolutamente todo lo que nos pasa. Lamentablemente, esto último no es ciencia ficción, es una triste realidad.

Por otra parte, también puede ser que con nuestros comentarios podamos afectar u ofender a muchos de nuestros contactos, y quizás perder su amistad, o destruir la unión familiar, por la publicación de post religiosos, políticos o que pueda tener contenidos que estén estrechamente relacionados con la problemática de cualquiera de estas personas. Si vamos a publicar algo, tenemos que pensarlo, y sobre todo hacerlo con tacto, en el caso de querer decir algo más.

Conclusión

Poner un límite al “Oversharing” es en realidad una tarea difícil. Sin embargo, suavizar un poco su impacto es posible. Una de las principales formas de hacerlo es pensar detenidamente lo que vamos a publicar. Si es posible, tomarnos un tiempo antes de hacerlo, ya que si estamos excesivamente emocionados acerca de un tema en particular, es posible que nos exacerbemos y metamos la pata. En este caso, lo mejor es quizás escribir lo que vamos a publicar en un bloc de notas, leerlo bien, y entonces recién publicar.

En el caso de que nos preocupe la seguridad, pero no podemos dejar de mostrar las fotos de ese lugar tan lindo en donde estamos de vacaciones, lo primero es configurar las opciones de privacidad de nuestra red social, hasta restringir el acceso sólo a personas de nuestro entorno más cercano.